La Asamblea Provincial vivió hoy una jornada llena de luz, sorpresas, risas, profundidad espiritual y ese ambiente salesiano que hace sentir a todos “en casa”. Desde la Eucaristía hasta el recreo final, el día estuvo marcado por la alegría, la escucha y el deseo sincero de seguir creciendo juntos.
Un comienzo que tocó el alma: Zaqueo y la valentía de dejarse mirar por Jesús
La Eucaristía de apertura nos llevó a contemplar la historia de Zaqueo, ese hombre pequeño que, a pesar de su pasado y sus muchas justificaciones, se atrevió a subirse a la higuera para ver a Jesús. El celebrante nos recordó que, como a él, muchas veces el ruido, el orgullo, el dinero o las preocupaciones nos impiden levantar la mirada…
Pero Zaqueo tuvo una chispa de humildad y dejó que Jesús entrara en su casa.
Esa misma invitación resonó hoy en la asamblea: “Quédate conmigo, Señor, purifícame y ensancha mi corazón”. Con el ejemplo valiente de Eleazar, se nos llamó a defender la fe incluso en los momentos difíciles.
Padre Luis Timossi: el oratorio como corazón vivo del carisma
El momento más esperado llegó con la iluminación carismática del P. Luis Timossi, SDB, quien nos hizo viajar por lo más profundo de la espiritualidad oratoriana.
Recordó que la alianza más firme de Dios es con los jóvenes, y que, como Madre Mazzarello, nuestra vida solo tiene sentido si la entregamos junto a ellos.
Con un lenguaje claro y cercano, nos fue recordando las cuatro dimensiones del Oratorio:
Casa que acoge: donde siempre hay espacio para todos.
Parroquia que evangeliza: que da sentido, esperanza y fe.
Escuela que prepara para la vida: formando cabeza, corazón y manos.
Patio que contagia alegría: donde nacen amistades y se aprende a vivir.
“No son las paredes lo que hacen salesiana a una obra, sino el ambiente que se respira”, insistió. Y añadió que el patio es la señal clave: si allí hay vida, alegría y encuentro, todo lo demás florece. También destacó que el carisma sigue vivo porque el Espíritu Santo actúa en nuestras obras… ¡y porque caminamos con los laicos en misión compartida!
Tiempo de silencio, escucha y verdad
Con espíritu de oración, los participantes dedicaron un buen tiempo a profundizar el Documento de Evaluación Trienal y el proceso “Escuchándonos”. Fue un ejercicio de leer, sentir, dejarse interpelar… como quien pisa terreno sagrado.
Luego llegó uno de los momentos más creativos del día: en grupos, cada equipo construyó su propio gong de plastilina, símbolo de la llamada que nos convoca. Entre risas, manos ocupadas y reflexiones compartidas, cada grupo descubrió nuevos matices de los documentos trabajados.
Cada equipo, desde la serenidad y el discernimiento, compartió los puntos que consideran esenciales para el camino del próximo año. Fue un diálogo profundo, pausado, donde la palabra circuló con respeto y libertad.
Al final de la tarde, un video enviado por la joven Emilia Bolaños, nos recordó por qué hacemos todo esto. Con sinceridad habló de sus necesidades, sus búsquedas, lo que valora de la presencia salesiana y agradeció el acompañamiento recibido. Su testimonio dejó un eco fuerte y esperanzador.
Para terminar el día, nada mejor que un momento de pura alegría salesiana. A través del juego virtual del telefono descompuesto, todos compartimos risas, ocurrencias y ese espíritu de familia que nunca falla.

























